Nº 24 ~

Tiro al blanco con pistola

Francia, ≃1920

Musée des Arts Décoratifs (MAD) Paris

Llegó el momento de la verdad, y tenemos que decidir. ¿A quién apuntaremos con la pistola? ¿A Jean qui rit (Juan que ríe), o a Jean qui pleure (Juan que llora)?

Este juguete de tiro al blanco con pistola está almacenado en el Musée des Arts Décoratifs (MAD) en París, y está hecho de cartón, madera, papel y placa metálica. Data de alrededor del 1920, y según el museo el fabricante es ‘Ch. Cottret’, aunque no he encontrado ninguna información adicional al respecto. En total, me llevó bastante tiempo dibujar este juguete; fue una tarea extraña, ya que en su mayoría estaba reproduciendo una ilustración impresa. Empecé pensando que el proceso sería poco agradecido, pero acabé con una sensación de haberlo disfrutado y haber aprendido mucho.

La primera vez que vi una figura de ‘Jean qui pleure’ fue también en este museo de París (echa un vistazo a este personaje fabricado en torno a 1830; merece la pena verlo), y me sorprendió mi reacción de intriga y repulsión a partes iguales. Hubo un momento en el que pensé que quizás podría dibujar un retrato de este muñeco, pero para ser sincera no me apetecía pasar una semana entera con él: me resultaba demasiado desagradable de mirar, demasiado cercano al mundo de los muñecos perturbadores y pesadillescos. Algo en la cara, en el pelo, en su trajecito, y en su postura me resulta más que repulsivo, y puede que esa fuera la intención, aunque creo que las modas y los métodos de fabricar muñecos también son factores. Ese muñeco también tiene un compañero llamado Jean qui rit (ver aquí), que me causa una reacción similar.

Me intrigaron los nombres tan específicos que tenían estas figuras, porque parecían referirse a un dicho o un cuento de algún tipo. Empecé a investigar un poco, y acabé encontrando este juego de tiro al blanco, que me pareció un candidato más apto, entre otras cosas por incluir la pistola.

El origen de la expresión Jean qui rit, Jean qui pleure se remonta a un poema publicado por Voltaire en 1772 (a la edad de 78 años) llamado Jean qui pleure et qui rit, que puede leerse en francés aquí. El poema se refiere a la paradoja de la vida humana, en la que puedes sentir una profunda tristeza y desesperanza en un momento dado, y sin embargo momentos más tarde puedes estar lleno de alegría.

Il le faut avouer, telle est la vie humaine:
Chacun a son lutin qui toujours le promène
Des chagrins aux amusements.

[Hay que reconocerlo, así es la vida humana:
Cada uno tiene su duende, que le pasea cada día
de las tristezas a los divertimentos.]

Pero cuando se aplica a la infancia, el significado de la expresión parece adquirir un tono diferente. El muñeco de Jean qui pleure de 1830 fue diseñado para que parezca un niño mimado que gimotea por costumbre y con frecuencia.

Cambia el enfoque. En su poema, Voltaire hacía un comentario sobre el carácter caprichoso de la vida humana, sobre cómo podemos sentir desesperación frente a injusticias o situaciones terribles, y acto seguido podemos disfrutar de una copa de vino o la buena compañía, cambiando las lágrimas de Heráclito por las risas de Demócrito.

Pero el niño Jean qui pleure se nos presenta como objeto digno de burlas y rechazo; como ejemplo de comportamiento no deseable. Es verdad que la expresión facial del Jean qui rit de nuestro tiro al blanco no es angelical, y de hecho ¿puede ser que esté riéndose y disfrutando de la desdicha de otro? Los Juanes que ríen también se ven exagerados, pero siento que esto no hace más que aumentar el aspecto moralizador de estas figuras, y la idea del buen comportamiento de los niños.

En 1865 se publicó un libro escrito por la Condesa de Ségur, rusa de origen y de nacimiento, llamado Jean qui grogne et Jean qui rit (literalmente, Juan que gruñe y Juan que ríe, pero traducido al español bajo el título Juan que llora y Juan que ríe), inspirado en la expresión acuñada por Voltaire según parece. El libro es un cuento con moraleja basado en la idea del Bien (Juan que ríe) y el Mal (Juan que gruñe/llora). La Condesa de Ségur también escribió Les malheurs de Sophie (Las desventuras de Sophie / Las desgracias de Sofía), un libro popular que continúa vendiéndose hoy y que tiene dos libros más en la serie. Nabokov lo parodió en su libro Ada o el ardor, en el que menciona un libro ficticio llamado Les sophismes de Sophie, escrito por una tal Mlle Stopchin: no era fan de la Condesa. En Habla, memoria describe los cuentos como “una combinación horrible de preciosidad y vulgaridad” y se refiere a Mme de Ségur como “sentimental y engreída.”

Miro este juguete y percibo en él una cualidad despiadada, un concepto de la infancia que me resulta desagradable, y aun así tiene algo que me intriga. No me gustan las pistolas, ni tampoco me atraen particularmente las dualidades de este tipo, pero sí agradezco cualquier intento de humor.

Mi mente se va a la educación emocional que vemos en algunos currículos educativos de hoy. Es comprensible que algunos hayamos tratado de alejarnos de las ideas del comportamiento bueno/malo, intentando añadir capas de complejidad y sensibilización al asunto, con vistas a ayudar a los niños a comprender qué pueden estar sintiendo.

Sin embargo, como pasa a menudo, la formación y los recursos a veces son limitados, y algunos niños pueden acabar expuestos a un enfoque decididamente carente de humor que guarda cierto parecido a los “grandes éxitos”. En este enfoque, los niños son capaces de enumerar una larga lista de emociones y sentimientos incorpóreos e incluso asociarlos con diferentes colores (¡a veces siento pena por los colores de mala reputación!); pero lo que pueden acabar haciendo es volver a clasificarlos de nuevo en categorías buenas/malas.

Quizás lo que pasa cuando ejemplificamos comportamientos todo el rato y explicitamos todo es que evitamos la complejidad y la sutileza, como si hubiéramos decidido que los niños son seres incompletos que aún no merecen tener esas cualidades en su mundo. También pensé en la maravillosa y compleja riqueza que las buenas obras de ficción (y humor) pueden ofrecer en este contexto: un mundo abundante y generoso repleto de experiencias humanas para vivir, y en las que inspirarse y ver matices y bonitas mezclas de colores, si puedo apoyarme en esta imagen visual tan manida.

Fue divertido buscar información sobre la expresión Jean qui rit, Jean qui pleure, que parece usarse de diferentes formas: artículos de periódico que se refieren a condiciones climáticas caprichosas, caricaturas de políticos con buenas noticias y malas noticias, textos sobre lanzamientos de cohete que funcionaron en parte, pero fallaron en otra. El cantante francés de la década de los sesenta Claude François (también conocido como Cloclo) cantaba la canción Gens qui pleurent, gens qui rient (puedes disfrutarla aquí), que suponemos sería un juego de palabras (suena igual que Jean qui pleure, Jean qui rit). En el pueblo de Saint Quentin, en el norte de Francia, la fachada del casino incluye unas esculturas de máscaras de comedia/tragedia, conocidas localmente como Jean qui rit y Jean qui pleure.

Creo que mi ejemplo favorito es una canción de 2013 de la cantante israelí Riff Cohen, en la que dice:

Jean qui rit Jean qui pleure c’est moi
Qui siffle avec deux doigts
Qui pleure avec un oeil,
L’un pleure, et l’autre, il se merveille
L’un pleure, et l’autre, il SE MERVEILLE!

 [Juan que ríe Juan que llora, esa soy yo
Que silba con dos dedos
Que llora con un ojo
Uno llora y el otro se maravilla
¡Uno llora y el otro SE MARAVILLA!]

Creo que me gusta bastante esta versión de Jean, tanto para niños como para adultos.

¿Y estos dos que vemos aquí? Pues creo que muchos niños acabarían apuntando la pistola y apretando el gatillo, sonrientes: primero uno y después el otro.  

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