Nº 27 ~

Pumpie el elefante

Londres, ≃1900

V&A Museum of Childhood

Hace unos meses, cuando estaba preparando mis primeros retratos y decidiendo en qué orden los publicaría, hubo un momento en que tenía bastante claro que Pumpie sería el sujeto del segundo retrato. Pero luego me di cuenta de que, de ser así, los primeros dos retratos serían ambos de juguetes provenientes de Inglaterra y de la misma época, lo cual no sería un buen reflejo de la idea que hay detrás del proyecto. Con esto en mente, acabé optando por el cerdo sonajero de Chipre, de hace 2300 años, y luego fijé la vista en Japón para el tercer retrato, y así fui avanzando hasta llegar a la semana 27. 

Según el V&A Museum of Childhood, es probable que el diseño de Pumpie se basara en un peluche fabricado por alguna compañía como Steiff. Hay varios elefantes Steiff (algunos muy bonitos, sobre ruedas y hechos de fieltro como Pumpie) y, de hecho, el primer juguete que vendió Margarete Steiff cuando fundó la empresa era un pequeño elefantito de fieltro (ver información sobre los inicios de Steiff aquí, y el elefante en cuestión). Hace unos días di con uno que data de 1905, que está sentado como Pumpie, y también viste un traje de marinero, aunque está hecho de lana de angora en lugar de fieltro.

Recientemente Pumpie fue el protagonista de un pequeño documental de la BBC, donde puede verse en manos de varios especialistas en conservación, que hicieron un gran trabajo de restauración. También hay un post en el blog del Museo V&A sobre la creación del documental, que incluye detalles sobre la familia Cattley, y fotografías de sus otros peluches, además de otro blog de un familiar de los Cattley, con más fotos e información acerca de la familia.

Una cosa que me ha sorprendido estos últimos meses es el gran número de objetos de juego en museos y colecciones que datan de un periodo muy específico en Europa y EEUU: desde la década de 1890 a la década de 1910.

Ahora que he realizado un buen número de retratos, trato de centrarme principalmente en si un objeto me atrae lo suficiente como para investigarlo o pasar un tiempo con él, en lugar de preocuparme demasiado por su fecha u origen. Pero me ha parecido bastante revelador ver el peso que tiene esta breve ventana de tiempo y estas regiones en las colecciones que he consultado. Este peso se debe a una variedad de factores, pero quizás me haya hecho más consciente que nunca de las narrativas y las historias sesgadas, y más dispuesta a pararme y analizar ciertos detalles o miradas.

Al mismo tiempo, la investigación de objetos de juego de otros continentes y culturas me ha resultado con frecuencia frustrante e incómoda, porque el enfoque parece muy diferente al que se aplica a lo que llamaré objetos de juego “occidentales”. A menudo, las descripciones se centran en la creatividad o el ingenio usado en la creación del objeto, o en describir algo desde un punto de vista antropológico, como curiosidad. Al igual que en otros aspectos de la vida, parece haber una clara línea que marca la diferencia entre los juguetes “occidentales” y “otros” juguetes.

Fue interesante releer los apuntes y comentarios que hice sobre Pumpie al inicio del proyecto, cuando simplemente lo veía como un bonito juguete:  

Pumpie se encuentra sentado, rellenito y elegante, en el almacén del Museo V&A, vestido con su uniforme de oficial de la marina, uno de los varios conjuntos que fueron creados para él (incluido uno con falda escocesa). Vivió en casa de la familia Cattley en Ealing, Londres, y fue hecho a mano por los niños de la familia Cattley (Maud, Donald, Constance o Connie, Helen o Nellie, y Gilbert; nacidos todos entre 1885 y 1892), que lo crearon a partir de fieltro, finas virutas de madera y corcho. No estaba solo: hay un gran grupo de peluches que pertenecen a la colección, y que la familia parece haber tratado con mucho cariño, llevándolos a pequeñas excursiones e incluso pintando sus retratos. 

Pumpie fue restaurado no hace mucho por una experta en conservación, ya que se estaba deshaciendo, y el daño causado por polillas era evidente: el hecho de que no está ni mucho menos en perfectas condiciones solo añade a su personalidad y a su historia. A mí me parece que Pumpie tiene un aspecto de confusión permanente, actitud afable y modales exquisitos, y tiene toda la pinta de ser un compañero de mesa excelente en cualquier merienda (¡llega ya sentado!). Es un oficial de la marina, pero me resulta difícil imaginármelo dando órdenes.

Lo que me atrae especialmente de Pumpie es que es un personaje original y único, y es fácil imaginar a los niños de la familia Cattley interactuando con él, hablándole, y arreglando los detallitos de sus estilosos conjuntos. También nos dice mucho sobre el tipo de familia que eran los Cattley y cómo pasaban el tiempo juntos. Es probable que cinco niños jugando con una gran colección de animales de peluche se lo pasaran escandalosamente bien.

Me siguen encantando este elefante y su porte: su nariz y su cara desgastada, las puntadas, la forma en que sobresalen sus patas (¿brazos?). Fue creado para disfrutar de él como compañero de juegos y como miembro de la familia, y es evidente que tuvo una buena vida como juguete. ¿Puede que los niños le asignaran una voz específica? Es un personaje de cuento, en la línea de Winnie-The-Pooh, Porquete y los otros, creados unos años más tarde. Quizás sea tan sencillo como que siempre me conquistan los juguetes que parecen salidos de un libro.

Pero habiendo examinado cientos de fotografías de juguetes y objetos, me he dado cuenta de que tengo una relación incómoda con ciertas ideas de la niñez arquetípicamente inglesas, y con la complejidad de lo que esconden debajo. Me refiero a imágenes de una niñez llena de nannies y nurseries (habitaciones donde dormían bebés y niños pequeños), jardines frondosos y salvajes en los que perderse, picnics en el campo, tardes soleadas y perezosas, fresas rojas y jugosas, melenas rubias despeinadas y mejillas rosadas.

Por curiosidad, repasé las fechas de varios clásicos de la literatura infantil que pululaban por mi cabeza: Peter Pan (obra de teatro 1904; novela 1911), Cinco niños y eso (1902), El jardín secreto (1910-1911), todos escritos en el punto álgido del Imperio británico, coincidiendo perfectamente con las fechas de todos esos juguetes que pueblan las colecciones.

Ahora, cuando veo a Pumpie todavía veo un maravilloso juguete, pero también veo una idea del Imperio británico, y su relación con los habitantes (humanos y animales) de sus colonias. Pumpie es una encarnación perfecta del Imperio: una criatura “exótica” de las colonias (de India, parece ser) vestida con prendas “civilizadas” británicas.

Pensé en la controversia que rodea a Babar el elefante, y leí un par de artículos al respecto (ver p.ej. Adam Gopnik en The New Yorker, 2008.)

Curiosamente, ahora al mirar la maravillosa Muñeca zapato también veo el Imperio británico; el otro lado de la moneda. Qué diferente es nuestra mirada cuando contemplamos los dos objetos: ambos hechos a mano por niños para jugar, con lo que tenían a mano, pero la diferencia es que los Cattley tenían muchísimo más que la niña a quien pertenecía la muñeca zapato.

Me gusta pensar en los niños planificando cómo confeccionarían el elefante. Imagínalos, algunos sentados y otros de pie: una sosteniendo el cuerpo cosido de fieltro, mientras otro rellena la apertura con virutas de madera y corcho. ¿Cómo le ponemos? ¿Pumpie? Sí, ¡Pumpie!

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