Nº 5 ~

Carretilla De Stijl

Países Bajos, 1923

Diseñado por Gerrit Rietveld

La primera vez que vi esta carretilla me vino en mente de inmediato Miffy, de Dick Bruna (Nijntje en holandés). Pensé que quizás mi mente estaba haciendo conexiones simplistas o sucumbiendo a la sugestión fácil – ambos son neerlandeses, ambos usan colores primarios, y ambos tienen un estilo maravillosa y engañosamente sencillo –, así que me gustó mucho encontrar este artículo sobre Bruna, que habla sobre la inspiración que tomó del movimiento De Stijl, y más concretamente de Gerrit Rietveld, quien diseñó esta carretilla en 1923.  

Rietveld la diseñó para el hijo de su amigo y compañero del movimiento De Stijl, JJP Oud. He encontrado varias referencias a una carta de Rietveld a Oud, en la que el primero incluyó planos del prototipo de la carretilla, aunque he sido incapaz de encontrar la carta en formato digital.  

Por suerte, en 1943-44 creó un folleto llamado “Meubels om zelf te maken” (Muebles para montar uno mismo). El Centraal Museum en Utrecht tiene el original, que incluye los planos de la carretilla, basados en el diseño original que realizó veinte años antes.

Cuando creó esta pieza, Rietveld tenía 35 años y ya tenía cinco hijos con su mujer Vrouwgien (apellido de soltera, Hadders) – Elisabeth (Bep) tenía 10 años, Egbert tenía 8, Vrouwgien (Tutti) tenía 5, Johannes (Jan) tenía 4 y Gerrit tenía 2. Su sexto hijo, Wim, nacería un año más tarde. Los niños, y por tanto los juguetes y los objetos de juego, estaban muy presentes en su vida.

Su amigo JJP Oud tenía 33 años en 1923, y tenía a su hijo único Hans, nacido el 5 de octubre de 1919. Dado que la carta que incluye los dibujos del prototipo data de 5 de octubre de 1923, sugiere que podría haber sido un regalo para Hans con motivo de su cuarto cumpleaños (ver los comentarios sobre esta pieza subastada).

Me gusta mirar las fotografías de Rietveld en sus inicios, porque el estilo de la ropa contrasta tan fuertemente con las líneas y los diseños tan modernos, estilizados y coloridos que ya estaba creando por aquel entonces – la primera foto de esta serie me llama la atención especialmente.

Me parece interesante que el diseño de esta carretilla me resulte tan familiar y tan lógico. Mi cerebro del 2021 parece haber sido programado para encontrar belleza y satisfacción al mirar las piezas del movimiento De Stijl. Quizás sea una cuestión de gustos personales, pero mi hijo de 7 años también se quedó prendado en cuanto la vio: esta carretilla, diseñada hace casi 100 años, le pareció un objeto altamente deseable.

Cuando la diseñó, Rietveld ya había creado su famosa Silla Roja Azul unos años antes, en 1918. Al inicio, la silla era de madera de haya sin tinte (ver de nuevo la primera foto de esta serie, en la que está sentada en ella), pero Bart van der Leck sugirió que pintara la silla con esmalte de colores primarios en acabado brillante. [Nota al margen; no conocía casi nada sobre la obra de van der Leck, y en mis deambulaciones virtuales, encontré este cartel tan bonito y juguetón que diseñó para una exposición de su obra en Utrecht].

A veces pienso que nuestra relación con los colores primarios es algo peculiar; a menudo se ‘relegan’ al mundo de los niños, ese mundo ‘menor’ donde existen cosas demasiado sencillas o alegres para ser tomadas en serio; como si la simplicidad no fuera una característica deseable. En el caso de esta carretilla me gusta que los colores no vengan de una elección tomada en base a la naturaleza del objeto (un juguete para un niño), sino de una elección basada en la filosofía del movimiento De Stijl: la elección de destilar la esencia y la armonía de cualquier objeto.

Las líneas de la carretilla son las esenciales – es un diseño económico, preciso y bonito. Si se hubiera dejado sin pintar, con la madera sin tratar, aún sería un diseño magnífico, pero añadiendo los colores, se eleva a una obra maestra.

Fue también un gran reto dibujarlo con lápices: resulta frustrante retratar un objeto compuesto de un círculo perfecto, líneas rectas y colores planos, especialmente porque me negué obstinadamente a usar una regla, y me siento infinitamente más cómoda dibujando otros tipos de texturas. Lo dicho, es engañosamente sencillo, y si no me hubiera puesto un límite hubiera vuelto a hacer el dibujo una y otra vez.

Las posibilidades de juego que ofrece una carretilla como esta no tienen fin. Puedes usarla para ese pasatiempo favorito de cualquier niño o niña de cierta edad, llevar cosas de un lado para otro, pero también puedes usarla fácil e intuitivamente como barco, casa, coche y mil cosas más.

Mientras anotaba mis ideas dispersas sobre los beneficios y posibilidades de las carretillas para niños, tuve un pensamiento recurrente: no hay palabras que puedan expresar el goce que nos ofrece una buena carretilla mejor que este dibujo del gran Dick Bruna.

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