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Figuras de Milú y Capitán Haddock (¿de escayola?) ¿Regalo de Navidad?
Pulpo amigurumi, regalo del tío Anjel.
Reloj del abuelo Luciano. No funciona.
Querubín de hace unos 5-6 años, parte de una lámpara. Recuperado de una chatarrería.
Osito Lacplesis hecho a mano. Viaje a Letonia en 2017.
Fichas (pfand) de la discoteca Tresor, Berlín. 2005

Comentarios de Yon

Figuras de Milú y Capitán Haddock (¿década 1990?)

“Tienen años, pero ni me acuerdo de cómo llegaron a mí. Supongo que me los pondrían de regalo unas Navidades en mi familia. Me acuerdo además de que en su día tuve un Milú muy grande, casi tamaño real, que me regaló mi madre. Y luego me regalaron estos, que llevan muchos años conmigo. Me hacen ilusión. Los he tenido escondiditos pero hace poco cuando reorganicé estanterías los he sacado, los he limpiado. Son parte de mi infancia.”

Pulpo amigurumi (aprox 2018?):

“Fue un regalo de mi tío y me acompaña en el coche. Hace mucho tengo que el mote de Olagarro (pulpo en euskera), que surgió porque de joven hacía pesca submarina y pescaba pulpos. Ahora no podría matar un mosquito, pero el apodo se ha quedado. Más que Yon, la gente del pueblo me llama Olagarro u Oli. Me han regalado muchos pulpos a lo largo de los años.”

Querubín:

“Siempre cuando llego a la chatarrería para llevar algo, tengo que pasar una zona donde están desguazando la chatarra que les llega, para separar cobre, latón y todas esas cosas. Y siempre suelo estar mirando, a ver si veo algo. Y ese día había una lámpara que ya estaba bastante destrozada, doblada. Ellos lo que hacen es que rompen todo, lo doblan, lo espachurran y lo prensan. En esa lámpara medio destrozada, vi este angelito, les pedí un martillo para romper la lámpara y lo limpié. Para esa clase de cosas tengo bastante manga ancha con ellos, hay mucha confianza. Me dio pena, pensar que iba a terminar fundido. Y sí, me lo traje y enseguida empecé en casa a buscarle una esquina. Tenía que ser una esquina… quería que fuera un sitio visible. Al final lo puse en ese armario. Otra opción era ponerlo en una estantería al lado de los libros, pero no, ahí me gustó, que estuviera ahí. Me da una especie de paz, de ternura.”

Fichas de la discoteca Tresor, Berlín (2009):

“Son pfand [pfänder, en plural], como los llaman en Alemania. Cuando estás en un bar o una discoteca, te dan un vaso o una botella y, para asegurarse de que lo devuelves, te dan un pfand y te cobran un euro de más o lo que sea. Nosotros estábamos muy despistados y fuimos a esta discoteca, la primera a la que íbamos que funcionaba con este sistema, y no entendíamos para qué nos daban las fichas. La primera noche llegué al hotel con un montón de fichas. Luego nos enteramos de qué eran, pero de todas formas, al final vas regalando botellas y te vas quedando con fichas. Es un recuerdo bonito de la primera vez que estuve en Berlín, en 2009, me lo pasé muy bien. Era el fin de semana del 1 de mayo, y por entonces todavía era una fiesta reivindicativa en Berlín y había manifestaciones.”

Osito Lāčplēsis (2017):

“El osito es de un viaje. Primero [mi amigo] Iker y yo fuimos a los Alpes, luego a un festival de electrónica en Alemania, y luego a Berlín a donde mi hermano. Y en Berlín cogimos un avión a Riga. Y allí, en un bar que estaba decorado con objetos de los años 50, 60, 70, del comunismo, vendían estos muñequitos. Según entendimos eran símbolo de la resistencia letona. Encontré en internet alguna referencia a un oso letón que era medio dios o algo parecido. Compré el muñequito y lo he solido tener en las mochilas. Ahora se lo he quitado a la mochila que tenía y no se lo he puesto a la nueva. He decidido ponerlo de decorado porque tengo pena, tengo miedo de que se me estropee. Ahora lo voy a tener en casita.”

Reloj del abuelo Luciano

“El abuelo Luciano se murió en el 99, creo, en Nochevieja, a los 90 años. Estaba yo ya en la calle con las campanadas. La verdad es que yo con mis abuelos no tuve mucho trato. Cuando se murió me acuerdo de que me preguntaron si quería algún recuerdo, y me quedé con la txapela, que conservo todavía. Y hace tiempo, me contó mi madre que una de las hermanas le había dado a mi padre el reloj del abuelo y que mi padre no lo quería, y a ver si lo quería yo. Entonces ahora tengo en casa la boina, que suelo usar siempre el día de fiesta vasca, el 9 de septiembre; y el reloj no lo he usado, pero no descarto usarlo el año que viene el día de la fiesta vasca también. Aunque lo he llevado a arreglar dos veces, pero no consigo hacer que funcione.

La mayoría de los recuerdos que tengo del abuelo son de la comida que hacíamos el día de Reyes. Ese día solíamos ir a un restaurante a comer todos. Mientras estaban vivos nos juntábamos siempre toda la familia en el mismo restaurante. Lo celebrábamos el día de Reyes, porque mi abuelo era del 5 de enero. Y recuerdo que me daba la paga ese día, el único día del año que nos daba la paga, así de estraperlo. Ibas a saludarle y la abuela Pilar sacaba a escondidas un sobrecito y te lo metía en el bolsillo. Supongo que era un billete de 500 pesetas, y se lo daba a todos los nietos. Vivían en unas casas sindicales, que se llamaban Mundo Mejor.”

Notas sobre el tesoro de Yon

Yon nació en Zarautz , Gipuzkoa, en 1975.

En el momento de enviarme sus tesoros (noviembre de 2024) tenía 49 años. Seguramente si le pidiera que me enviara sus tesoros hoy, bien cumplidos los 50, los objetos que escogería no serían exactamente iguales. Conociéndolo personalmente (véase el amigo a quien menciono en el retrato del tesoro de Pablo), se me ocurre que quizás incluiría alguna cosa de su madre Mila, que ya no está, un broche de una flor quizás. Pero esta es la colección de objetos que me mandó en ese momento: es un retrato de sus tesoros en ese preciso instante.

Osito Lāčplēsis

Tras investigar un poco por mi cuenta y hacerle un par de preguntas adicionales a Yon para que hiciera memoria, me dijo que recordaba haber ido a Café Leningrad en Riga, y que posiblemente fuera ahí que lo comprara. Café Leningrad ya no existe, pero empecé a mirar fotos y más fotos del interior, por si reconocía algún osito parecido en una de ellas. Invertí bastante tiempo y estuve a punto de darme por vencida, pero finalmente di con una página donde había más de 200 fotos subidas por clientes a lo largo de los años. ¡Premio! Entre ellas, una foto de unos ositos iguales detrás del bar, montados en tarjetas y colgados con pinzas. Lo mejor, en las tarjetas había una marca, con un nombre  – “¿ivas Divas”. Busqué Divas Divas, y vi que aún existe y se dedican a hacer ropa de fieltro y lana. Ya no está en Riga, sino en Odense, Dinamarca. Envié un mensaje a la página, y al cabo de un tiempo, me respondió:

“Me pone muy contenta recibir un mensaje así (como artista siempre es bonito ver y oír que las cosas que has creado continúan su vida más allá). Estos ositos-broche los hice hace tiempo, y sí, exacto, en conexión con Lāčplēsis. No he hecho ninguno desde hace años, porque estos con la banderita los hice principalmente para Café Leningrad, y también los vendí en otros lugares en torno al 11 y el 18 de noviembre. […] Lo hice todo a mano yo, los tenía en muchos colores, y luego creo que cuando llegó el Día de la Independencia y el Día de Lāčplēsis decidí hacerlos con banderas (porque a los letones en general les gusta ponerse una banderita en el pecho o en el gorro esos días), así que pensé que estaría bien hacerlos con un osito.”

Para aquellos que tengan curiosidad sobre Lāčplēsis, recomiendo hacer una búsqueda general, y luego también echar un vistazo a esta pelicula muda letona de 1930 sobre su figura.

Reloj del abuelo Luciano

El reloj parece ser de la marca Isco Watch, una especie de submarca de Cauny que parece haber sido popular en España y Portugal como fabricante de relojes de fabricación suiza a precios asequibles, y probablemente data de los años sesenta-setenta. Cauny ahora existe como marca portuguesa, pero Isco desapareció.

Luciano trabajaba en la estación ferroviaria. Las casas sindicales Mundo Mejor de Zarautz parecen haberse construido en los años sesenta, como parte del barrio Azken Portu. Pude encontrar una foto de la parte trasera de las viviendas, tomada en algún momento de 1986, cuando Yon tenía 11 años y seguramente ya habría más que gastado las 500 pesetas que le dio su abuelo el día de Reyes.