Nº 44 ~

Fichas de juego

Pakistán, siglo II - IV

V&A Museum, Londres

Cuando leí la descripción de estas fichas de juego de terracota me sentí algo ofendida en su nombre: “…con incisiones toscas de caras humanas”, dice. —¡¿Toscas?!—solté, indignada. [Nota: En inglés la palabra usada es crude, que también se podría traducir como ‘rudimentario’, ‘primitivo’ o ‘sin refinar’.]

Comento esto un poco a modo de broma – supongo que es cierto que no están tan pulidas ni tienen un diseño tan complejo como el de otros objetos, y el comentario es una mera observación – pero no del todo. La descripción caló en mi mente lo suficiente como para detonar varias reflexiones que habían estado formándose durante algún tiempo, acerca de qué queremos decir cuando usamos ciertas palabras al hablar del arte y de la artesanía, y hasta qué punto el valor o la admiración que asignamos a cada objeto puede a veces estar regido por una idea de sofisticación o complejidad que resulta arbitraria y un tanto peligrosa.

Las fichas de juego se hallaron en el yacimiento de Sahri Bahlol (también Seri Bahlol, Sahr-i-Bahlol) en lo que hoy es Pakistán, y datan de entre el siglo II y el siglo IV, lo que les hace tener entre 1600 y 1900 años. Sahri Bahlol fue una pequeña ciudad fortificada ubicada a 5 km del complejo monástico budista de Takht-i-Baki fundado en el siglo I d.C.

Sabía muy poco sobre esta zona del mundo durante este periodo, y tomé esta oportunidad para informarme un poco más sobre la región antigua de Gandhara, y más específicamente sobre el Imperio kushán, que es la época en la que fueron creadas estas fichas de juego. Durante este periodo la zona tuvo contactos importantes con el mundo mediterráneo y también se crearon las primeras representaciones de Buda con forma humana.

El yacimiento tuvo un uso continuo hasta el siglo VII d.C., y las ruinas de Sahri Bahlol y Takht-i-Baki han figurado en la Lista de Patrimonios de la Humanidad de la Unesco desde 1980; en la actualidad Sahri Bahlol está amenazada por la expansión urbana en la zona.

Estas caritas se encuentran ahora almacenadas en el Victoria & Albert Museum, que las adquirió de la colección del coronel DH Gordon. Según la corta biografía que aparecen en el sitio web del British Museum, Gordon fue un conocido soldado y arqueólogo que trabajó durante largos años en la India colonial. Entre otras cosas, presentó colecciones de herramientas de piedra de yacimientos indios al Institute of Archaeology (University College London) en los años 50, que fueron donados posteriormente al British Museum.

Tras unas búsquedas vi que la colección de Gordon ahora está distribuida entre varios museos del Reino Unido. La colección del British Museum incluye varios otros artefactos del mismo yacimiento y del mismo periodo, como por ejemplo esta figura femenina de terracota y otra figura con las manos entrelazadas (aquí noté la forma interesante de la incisión de la boca y cómo los diferentes elementos del cuerpo están sintetizados en unas bonitas líneas sencillas). Este molde de terracota tiene un estilo muy diferente y mucho más elaborado.

Los objetos de la colección de DH Gordon en el V&A Museum incluyen una cabeza de terracota con vestigios de una carita sonriente (también con ojos como anillos), mientras que el Horniman Museum tiene varios objetos de la colección de DH Gordon de Sahri Bahlol que se consideran juguetes: hay una figura de un toro, y mi favorito, una figura de un mono sentado decorado con líneas de puntos (también con ojos muy redondos). El Horniman Museum comenta en la ficha ‘Como la mayoría de las figuritas de animales, es más probable que este sea un juguete que cualquier otra cosa más significativa.’ Y aquí otra vez, quizás me indignara un poquitín.

No sabemos para qué juego se usaron estas fichas, pero me gusta especialmente que se usaran puntos dentro de círculos para representar unos ojos grandes como platos en cada una de ellas. Son en realidad iguales que los puntos dentro de círculos que aparecen con frecuencia en los dados (entre otras cosas) a lo largo de los siglos. Echa un vistazo a estos dados del periodo romano en el Metropolitan Museum (Egipto, 30 a.C.-330d.C.), o a estos dados del siglo I-II d.C. del British Museum; viaja hacia atrás en el tiempo y mira algunas de las casillas del Juego real de Ur (2600-2400 a.C.), y luego da un salto a la Edad Media con esta ficha de juego del siglo XI-XII.

También hay un diseño relacionado de círculos concéntricos, usado en dados y fichas de juego, en el que aparecen uno o dos círculos adicionales: este bonito dado de la colección del Metropolitan Museum, también de Gandhara y de un periodo similar (siglo I-III d.C.) a estas caritas, es un buen ejemplo.  

El punto dentro de un círculo es un antiguo símbolo que se ha usado y aún se usa en contextos muy variados (para representar el Sol, como operador matemático y como amuleto contra el mal de ojo, por escoger unos cuantos). Pero me resulta especialmente emocionante el hecho de que, cuando representa un ojo, nuestra conexión con el objeto en cuestión se vuelve más tangible. No nos hace falta que se incluyan todos los rasgos faciales para que surja cierta comprensión, y vayamos asignando significado a las expresiones. Una cara nos parece sorprendida (todas lo parecen con esos ojos tan abiertos), otra nos parece más amenazante, y esta otra nos parece estar completamente confundida.

Se me ocurrió mirar las representaciones más tempranas que conocemos de caras humanas. Conocí la maravillosa cara de la Grotte du Visage (de hace 25.000-27.000 años), para la que se aprovechó el relieve de la roca, como se hizo con muchas pinturas rupestres, y la cara de la Grotte de Bernifal (15000-10000 años), con unos bonitos ojos vivos que se asoman desde el pasado. También me gustó ver el ejemplo más temprano que conocemos de una cara ‘emoticono’, que decora una vasija hitita de hace unos 4000 años.

Pensé en cómo reclamamos lo que nos rodea, decorándolo con caras como las nuestras; ahora podemos incluso comprar pegatinas de ojos que colocamos en cualquier objeto para ponerle cara a todo y así reírnos un rato.

Quizás estas fichas tenían caras humanas por una razón específica, para que funcionara el juego mejor, o quizás eran así por a alguien le dio por dibujar caritas un día. Me gusta que sean todas diferentes.

¿Tocaba una ficha-carita por jugador? ¿Tenía cada uno su favorita? En ese caso, me pido la de debajo de color naranja: tiene pinta de tener una estupenda voz estilo Muppet/Teleñeco.  

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